Actitudes que puedes seguir desarrollando: Trabajar en ser más proactivo en la toma de decisiones y en la resolución de problemas. A veces falta esa iniciativa para proponer soluciones o tomar acciones sin esperar a que alguien te indique qué hacer. Si se logra desarrollar esta habilidad, se podría ser mucho más efectivo en el trabajo.
Actitudes que puedes dejar de hacer: Prestar más atención a los detalles. A veces, al enfocarse demasiado en la tarea en sí misma, sin prestar atención a los pequeños detalles que pueden hacer la diferencia en la calidad del trabajo. Si se logra prestar más atención a los detalles, se podría mejorar la calidad del trabajo y ganar la confianza de colegas y clientes.
Actitudes que puedes comenzar a hacer: Dedicar más tiempo a la retroalimentación y la reflexión. A menudo, se está tan ocupado realizando tareas y cumpliendo plazos que no te detienes a reflexionar sobre lo que has aprendido o lo que podrías hacer mejor en el futuro. Si comienzas a dedicar más tiempo a la reflexión y al feedback, podrías identificar áreas de mejora y hacer ajustes para mejorar constantemente.