En post anteriores he dejado ver mi disgusto definitivo por los métodos de administración personal y de adquisición de conocimiento que hemos revisado, muchos de ellos son engañosos o en el peor de los casos, completamente carecen de contexto, pues asumen que el contexto del individuo no es suficiente para alterar sus metas o la adquisición de su conocimiento. Para muchos puede parecer meramente pragmático, pero coincido en que, a medida en que navegamos por la búsqueda por la solución (concreta o parcial) al problema que nos enfrentamos. En general, pienso que es apropiado establecer que, ante cualquier conocimiento que consideramos de novedad o innovador, nuestro cerebro puede actuar con asombro, rechazo, incertidumbre u otra emoción, lo cual será determinante para alimentar nuestra curiosidad o definitivamente aniquilar nuestra expectativa de aproximar un tema de nuestro interés.
Con lo anterior, lo que busco decir es que la reacción siempre es la antesala apropiada ante cualquier nuevo conocimiento.
Quizá, el tercer nivel de la pirámide, más que presentarlo como comportamiento, diría que es conducta, pues es a través de los conocimientos adquiridos que nos permitimos cambiar nuestra actuación ante un nuevo problema.