He aprendido que cada cosa tiene su momento. En el pasado, he vivido extremos: días en los que me dedicaba solo a jugar videojuegos y otros en los que solo estudiaba. Sin embargo, algo que valoro mucho de mí mismo es el sentimiento de satisfacción que experimento al mantenerme constante en lo que me propongo. La disciplina me ha enseñado que el verdadero disfrute no está solo en alcanzar la meta, sino en recorrer el camino con propósito.
Ser una persona más enfocada me permitirá sostener esa constancia en acciones clave, como avanzar en el programa ONE, mantener una presencia activa en LinkedIn, construir proyectos y fortalecer mi portafolio. Todo esto contribuirá a mi crecimiento profesional y personal, aumentando mis posibilidades de trabajar en algo que me apasione y que esté alineado con mi propósito.
Mi objetivo es claro: diseñar y construir soluciones digitales con propósito, escuchando activamente a las personas para transformar problemas reales en experiencias intuitivas, humanas y funcionales, integrando tecnología y empatía. La disciplina es el puente entre esa visión y la realidad que estoy construyendo día a día.