El enfoque profesional exige simplicidad y determinación. Aprendí que una lista corta y concreta de acciones—como asistir a eventos, crear un blog o fortalecer mi red en LinkedIn—permite avanzar con claridad hacia mis objetivos. La clave está en identificar lo prioritario, actuar sobre ello y saber negociar el tiempo, especialmente frente a interrupciones. Decir “no” no es falta de empatía, sino una forma de proteger mi energía y evitar caer en la frustración de dejar mis propios proyectos inconclusos. Elegir dónde empezar y revisar esa elección con honestidad me permite mejorar constantemente, manteniendo el rumbo hacia lo que realmente importa.