Sí, he empezado a pensar más conscientemente en las recompensas que me motivan a mantener ciertos hábitos. Me he dado cuenta de que pequeños premios hacen una gran diferencia. Por ejemplo, cuando termino una semana productiva o logro cumplir con mis sesiones de estudio, me doy el gusto de ver una película o jugar un rato mi videojuego favorito sin culpa. También valoro mucho el tiempo en familia, así que agendar una salida o una comida con ellos se ha vuelto una excelente forma de recompensarme. Estas recompensas no solo me motivan, sino que también hacen que el proceso sea más disfrutable.