Comprender el flujo entre diseño y desarrollo me hizo ver que el código no es el inicio, sino la consecuencia de una visión bien pensada. Figma se convierte en el puente entre la creatividad y la funcionalidad. Al aprender a leer un diseño, no solo replicamos lo visual, sino que entendemos la intención detrás de cada elemento. Este enfoque colaborativo entre diseñadores y desarrolladores es lo que realmente da vida a los proyectos.