De los dos aspectos con los que puedo coincidir, es que mientras somos sujetos de aprendizaje nuestra mentalidad (mindset) debe transformarse para favorecer la adquisición y transformación de la información. Por un lado creo fervientemente que, dejando de lado las fobias asociadas a la juventud o a la vejez, el aprendizaje pocas veces se detiene. Es decir, el conocimiento que se puede adquirir no tiene límites, sin embargo, hay que dejar algo muy en claro, el humano tiene una cualidad muy peculiar, le encanta hacer curaduria del conocimiento que adquiere, es decir, que activamente hay momentos en las que decidimos que clase de información rechazamos, ya sea porque no es de nuestro interés material o simplemente, consideramos que no se apega a nuestros ideales.
En segundo lugar creo que es necesario crear en cada individuo la virtud de la constancia, lo anterior lo digo no como un enemigo del ocio y la recreación, los cuales vamos encontrando más y más necesarios en una atmósfera de empobrecimiento en derechos laborales, sino que hablo de la constancia como un aliado (a veces incomodo, a veces muy demandante) que nos permita tomar vigilancia de nuestras acciones. Por ejemplo, hace mucho tiempo que abandoné el ámbito escolar y honestamente, recuperar esas habilidades para atender a los contenidos de clase o negociar tiempo propio para las tareas, me ha dejado mucha frustración, pues debo recuperar nuevamente esas cualidades que ya no demandaban mi trabajo actual.