Entendí que tener metas claras no alcanza si no creamos hábitos que nos ayuden a cumplirlas. Para lograr lo que quiero, necesito una señal que me active, una rutina que repita y una recompensa que me motive. Cambiar el piloto automático por acciones conscientes me acerca cada día más a la vida que quiero. Ahora sé que los pequeños pasos diarios valen más que solo soñar con grandes resultados.