Aprendí que para mejorar mi capacidad de aprendizaje no basta solo con estudiar; también es fundamental cuidar mi cuerpo y mente. El ejercicio físico no solo me mantiene saludable, sino que ayuda a que mis neuronas se conecten mejor y mejora mi memoria. Además, entendí que el sueño cumple un rol clave: mientras duermo, mi cerebro organiza y consolida lo que aprendí durante el día. Por eso, voy a asegurarme de incluir en mi rutina tanto el movimiento como el descanso, porque son aliados indispensables para aprender de forma más eficiente y duradera.