La ley de la eficiencia establece nunca hay tiempo para hacer todo pero siempre hay tiempo para hacer lo más importante. Muchas veces centramos nuestra energía en actividades que nos desgastan y dejamos de lado las actividades que realmente son importantes y perdemos de realizarlas por poner nuestro enfoque y prioridad donde no nos llevara a avanzar en nuestro proceso. La gente trabaja a un ritmo entre un 10% y un 30% por ciento por encima de su capacidad lo que genera estrés y agotamiento.