Adoptar un hábito clave, como dedicar 20 a 30 minutos diarios al ejercicio físico, no solo puede beneficiar la salud física, sino que también puede tener un impacto positivo en otras áreas de la vida, como la alimentación saludable y la eficiencia en el trabajo. Además, establecer una rutina regular de ejercicio puede mejorar la calidad del sueño. Este efecto positivo se debe a la interconexión de hábitos saludables y al impacto global que estos cambios pueden tener en el bienestar general y en la calidad de vida en general.