En esta clase aprendí que la disciplina y la constancia son más importantes que hacer las cosas rápido. Lo importante es mantener el rumbo y repetir las acciones todos los días, aunque sean pequeñas.
Por ejemplo, si leo solo 20 minutos por día, en un año puedo terminar 12 libros. Eso me mostró que el esfuerzo diario, aunque sea chiquito, da grandes resultados con el tiempo.
También aprendí que formar un hábito lleva más tiempo del que pensamos. No son solo 21 días, como se suele decir: según un estudio, se necesitan unos 66 días en promedio para que algo se vuelva un hábito real.
Para lograrlo, hay tres claves:
Tener ganas de empezar, estar bien predispuesto.
Repetirlo en una rutina fija, hasta que salga casi solo.
Tener presente el objetivo y premiarse, así uno sigue motivado.
Por último, hablamos de que aprender es algo que dura toda la vida, y que para crecer es importante conocerse a uno mismo, entender cómo aprendemos mejor, y animarse a salir de la zona de confort.