La disciplina es la capacidad de controlarse a uno mismo para seguir reglas, rutinas o esfuerzos a largo plazo, incluso cuando no hay motivación inmediata o recompensas inmediatas. Implica actuar de manera coherente y enfocada en los objetivos a pesar de las distracciones, tentaciones o dificultades. La disciplina es fundamental para alcanzar metas a largo plazo, ya que permite que las acciones diarias se alineen con los objetivos más amplios, sin dejarse llevar por impulsos momentáneos.