Recuerdo que de niño me gustaba llenar álbumes porque solían dar premios por llenarlas; pero no lograba completar la colección por que era muy dificil conseguir algunas figuras y comprar sobres que contenías figuras repetidas no era muy alentador. Hasta que en una ocación me propuse llenar mi álbum para ello ayudaba a mis padres con algunas tareas de la casa para que me dieran algunos centavos que muy contento recibía. Al final no solo logré completar el álbum sino que me hice amigo de los niños con los que solía intercambiar figuras además del premio que obtuve por completar el albúm. Se muy bien que ahorrar para comprar el premio directamente habría sido lo más fácil; pero la emoción que vives al ver los resultados que diariamente obtienes gracias a la disciplina no tiene precio, mejor aún cuando logras ese objetivo principal y además aprendes o logras cosas que no tenías en cuenta al principio.