Después de esta clase comprendí que la dilación ha sido parte de mi realidad, muchas veces dejo lo importante por lo que me distrae o me alivia momentáneamente. Aprendí que si no me organizo, si no pongo atención a lo que sí me puede ayudar, es fácil seguir hundido. Ahora sé que puedo empezar con algo pequeño: tener una agenda, ordenar mis prioridades y enfocarme en una sola acción útil cada día. Aunque el mundo me abruma, si empiezo a decidir dónde pongo mi tiempo, tal vez pueda cambiar un poco mi rutina y salir de donde estoy.