La primera vez que tuve que realizar una discusión en público sentí mucho estrés, tanto que no podía dormir la noche anterior. Todo este estrés fue por inseguridades de dominar el tema, el poco conocimiento del público y la necesidad de que todo salga bien. Despues, me dí cuenta que era solo una preocupación la cual no tenía sentido, pues a pesar que las cosas salgan bien o mal, solo puedo dar lo mejor de mi preparandome de forma eficiente y adquiriendo todo el conocimiento posible para estos eventos. Las 3 actitudes diferentes que tendría para estas situaciones es: Desapegarme del resultado, dar lo mejor de mí y no anticiparme a lo que no ha ocurrido.