Para organizar mi proceso de aprendizaje basándome en los ejemplos del curso, primero dividiría los temas en bloques pequeños y manejables. Por ejemplo, si tengo un tema complejo, lo desglosaría en subtareas más simples, como leer un artículo, hacer un resumen o practicar con ejercicios específicos. Luego, priorizaría las tareas según su importancia o dificultad, empezando por las más relevantes.
Asignaría un tiempo específico para cada actividad en una agenda, evitando estudiar por largos períodos sin descanso. También intentaría conectar lo aprendido en cada bloque con el objetivo general del tema, asegurándome de entender cómo cada parte encaja en el todo. Por último, revisaría regularmente lo aprendido para consolidar la información.