Identificar subtemas o sub-habilidades: Divide el tema general en partes más pequeñas y manejables. Por ejemplo, si aprendes un idioma, separa vocabulario, gramática, pronunciación y comprensión auditiva.
Crear bloques de información (chunks): Agrupa datos relacionados dentro de cada subtema. Por ejemplo, para vocabulario, agrupa palabras por categorías (comida, transporte, emociones).
Establecer un orden lógico: Organiza esos bloques en una secuencia que facilite la comprensión progresiva, como aprender primero lo básico antes de avanzar a temas complejos.
Utilizar formatos variados: Aplica diferentes formatos de aprendizaje (visual, auditivo, lectura/escritura, kinestésico) para reforzar cada bloque.
Distribuir el estudio en el tiempo: Aplica la práctica distribuida repasando periódicamente cada bloque para facilitar la retención a largo plazo.
Integrar y aplicar: Combina los bloques aprendidos en tareas prácticas o proyectos que te obliguen a usar lo aprendido, consolidando así el conocimiento.
Enseñar o explicar: Refuerza el aprendizaje explicando o enseñando cada bloque a alguien más o a ti mismo.