Para desglosar y organizar mi aprendizaje de forma más consciente, primero identifico los componentes clave del curso (temas, subtemas, ejemplos) para tener una visión general. Luego, divido todo ese contenido en micro-bloques manejables, que son unidades que puedo estudiar en 20-45 minutos, como un solo concepto o un ejemplo específico del curso. Antes de cada bloque, me aseguro de definir un objetivo claro y elijo la técnica de estudio más adecuada, ya sea la Técnica Pomodoro, mapas mentales, flashcards, la Técnica Feynman explicándomelo a mí mismo, o la práctica activa. Finalmente, organizo mi proceso creando un horario, priorizando los bloques, revisándolos regularmente usando la repetición espaciada y apoyándome en herramientas para mantener mi progreso visible.