Para enfrentar un desafío de aprendizaje, es importante dividirlo en pequeñas partes más manejables, que son los bloques. De esta manera, podemos centrarnos en cada parte individualmente, lo que hace que el proceso de aprendizaje sea más fácil y efectivo.
Por ejemplo, si nuestro desafío es aprender un nuevo idioma, podemos dividirlo en bloques como vocabulario, gramática y pronunciación. Podemos centrarnos en cada uno de estos bloques individualmente y después combinarlos para mejorar nuestra habilidad general en el idioma.
Para organizar nuestro proceso de aprendizaje, es útil hacer un plan con fechas límite y objetivos específicos para cada bloque. De esta manera, podemos mantenernos enfocados y motivados para seguir aprendiendo. Además, es importante recordar que cada persona tiene su propio ritmo de aprendizaje, por lo que es importante ser realista con nuestras expectativas y ajustar nuestro plan según sea necesario.