Para fortalecer nuestro modelo mental de crecimiento, podemos ver los errores como oportunidades de aprendizaje, reflexionando sobre lo que podemos mejorar tras cada equivocación, y también fomentar la perseverancia al enfrentar desafíos, recordando que el éxito requiere tiempo y esfuerzo. En la práctica diaria, esto implica aprender de los fallos sin frustración y persistir en nuestras metas, dividiéndolas en pasos pequeños y alcanzables, siempre con la convicción de que podemos mejorar y crecer a través de la experiencia.