Para desarrollar y reforzar un modelo mental de crecimiento, es importante creer en la capacidad de mejora continua, aceptar los errores como parte del aprendizaje y centrarse en el proceso más que en los resultados. Esto implica establecer metas desafiantes pero alcanzables, mantener la constancia, buscar retroalimentación, aprender de forma continua y replantear creencias limitantes. Además, rodearse de personas con mentalidad positiva, visualizar el progreso y practicar la gratitud refuerzan este enfoque, fomentando la resiliencia y el desarrollo personal a largo plazo.