La primera sería aceptar los desafíos y errores como oportunidades de aprendizaje, en lugar de evitar situaciones difíciles, aceptarlas como oportunidades para crecer y reflexionar sobre lo que se puede aprender de cada error o situación complicada.
Y la segunda sería desarrollar una actitud positiva hacia el cambio, en lugar de resistirse al cambio, abrirse a nuevas ideas y perspectivas. El cambio puede ser una oportunidad para crecer y mejorar.