Crear un portafolio no solo es una práctica técnica, sino también una forma de expresar quién eres como desarrollador/a. Personalizarlo y compartirlo en redes sociales transforma tu aprendizaje en una oportunidad real de networking. Mostrar tu trabajo es un acto de valentía y crecimiento: cada proyecto publicado es una puerta abierta a la colaboración, el feedback y el reconocimiento.