Durante el bootcamp de Talento Tech, enfrenté una situación muy desafiante cuando me asignaron la responsabilidad del frontend para una plataforma educativa que debía hacerse con React. En ese momento, no tenía idea de cómo usar React; apenas lo había escuchado mencionar porque estaba más enfocado en HTML, CSS y JavaScript. Fue un proceso lleno de estrés porque no entendía conceptos básicos como componentes o estado, y sentía la presión del tiempo y la responsabilidad con mi equipo. Sin embargo, con mucho esfuerzo y dedicación, logré completar la página, aunque fue agotador y en ciertos momentos sentí que no iba a poder.
Lo que me dejó atrapado en la zona de estrés fue:
Mi falta de conocimiento previo: No tenía ninguna base en React, lo que me hacía sentir constantemente abrumado. La presión del tiempo y del equipo: Tenía que cumplir con un plazo estricto y no quería fallarle a mis compañeros. No saber cómo organizar mi aprendizaje: Trataba de aprender todo a la vez mientras trabajaba en el proyecto, lo que me generó más confusión y frustración. Para evitar caer en la misma zona de estrés en el futuro, puedo adoptar estas 3 actitudes:
Prepararme con antelación: Antes de enfrentar un desafío con una tecnología nueva, me comprometeré a aprender lo básico, ya sea con tutoriales, cursos o practicando pequeños proyectos.
Pedir ayuda sin miedo: Si me encuentro en una situación donde no tengo experiencia, buscaré el apoyo de mis compañeros o mentores. Esto no solo aliviará la presión, sino que me permitirá aprender más rápido.
Organizar mejor mi aprendizaje: Dividiré el trabajo en pequeñas metas claras y alcanzables, aprendiendo por partes (por ejemplo, empezar con los componentes más simples y luego avanzar a funcionalidades más complejas), en lugar de intentar abarcar todo de golpe.
Esta experiencia me enseñó que, aunque puedo superar desafíos difíciles, si me preparo mejor y manejo mi tiempo de manera más efectiva, puedo reducir el estrés y disfrutar más del proceso de aprendizaje.