Piensa en una situación de aprendizaje que hayas vivido y que tuviste dificultad en salir de la zona de estrés. ¿Cómo fue esa situación? ¿Qué te dejó atrapado en la zona de estrés?
Recuerdo una vez en la que tuve que prepararme para una presentación importante en el trabajo. A pesar de tener el conocimiento necesario, me sentía abrumado por la presión de dar una presentación perfecta y por el miedo al juicio de los demás. Cada vez que pensaba en el momento de exponer, me llenaba de ansiedad, lo que me hacía sentir atrapado en la zona de estrés. Lo que realmente me dejó estancado fue la sensación de no estar lo suficientemente preparado y el temor a cometer errores. La constante preocupación por cómo me verían los demás me paralizaba y dificultaba mi capacidad para pensar de manera clara y racional. Sin embargo, con el tiempo y al enfrentarme a la situación, me di cuenta de que lo único que podía hacer era dar lo mejor de mí mismo, aceptar que los errores forman parte del proceso y aprender a manejar el estrés de forma más saludable.
Ahora lista 3 actitudes diferentes que puedes tener en la próxima vez para no cometer los mismos errores y pasar rápidamente a la zona de Aprendizaje.
Aceptar la imperfección: En lugar de obsesionarme con la idea de una presentación perfecta, puedo aceptar que los errores son parte del proceso y que lo importante es aprender de ellos. Esto me permitirá disminuir la presión y enfocarme más en el contenido que en la perfección.
Preparación gradual: En lugar de dejar todo para el último minuto, dividir la preparación en etapas pequeñas y manejables. De esta forma, evitaré la sobrecarga y el estrés, y tendré más confianza en mi capacidad de abordar el desafío con calma.
Enfocarme en el proceso, no en el resultado: Cambiar el enfoque de "hacerlo bien para impresionar" a "disfrutar del aprendizaje y el crecimiento personal". Esto me ayudará a relajarme y ver la situación como una oportunidad de aprendizaje más que como una amenaza, lo que facilita el paso a la zona de aprendizaje.