Ya estoy inscrito ¿Todavía no tienes acceso? Nuestros Planes
Ya estoy inscrito ¿Todavía no tienes acceso? Nuestros Planes
1
respuesta

Desafío: cómo pasar para la zona de aprendizaje

Hola a todos,

Les cuento que estoy en Copiapó terminando mi tesis sobre riesgo geológico y, sinceramente, me sentí atrapada: la entrega es en noviembre, tengo que aprender mil programas nuevos, procesar información que nunca había visto y me falta mucha experiencia práctica. A ratos tengo miedo de equivocarme o de no estar a la altura, así que termino procrastinando… o me da altos de hiperfoco que me deja agotado. Aunque mi entorno académico es comprensivo y me apoya, esas inseguridades internas me mantenían siempre en la zona de estrés.

Para la próxima quiero probar tres cosas distintas:

  • Recordar que es una gran oportunidad: en lugar de verlo como una amenaza, pensar que todo este esfuerzo puede abrirme muchas puertas.

  • Marcarme metas semanales: dividir el trabajo en pasos pequeños para no sentirme abrumado y poder celebrar pequeños logros.

  • Pedir feedback temprano: hacer más preguntas a mi profesor y compartir avances para corregir el rumbo antes de que sea tarde.

1 respuesta

Tu experiencia resuena mucho con lo que viví hace un tiempo. Una vez tuve que preparar una presentación en un programa completamente distinto al que estaba acostumbrado. El lenguaje era diferente, las funcionalidades no tenían nada que ver con lo que ya dominaba, y para colmo, el tiempo era mínimo: fue un imprevisto que me obligó a actuar rápido. Me vi de pronto rehaciendo todo el formato, reorganizando datos y tratando de entender una nueva interfaz mientras sentía que el tiempo se esfumaba. Esa situación me dejó atrapado en la zona de estrés.

Lo que me mantuvo en esa zona fue principalmente el miedo a equivocarme, la falta de familiaridad con la herramienta, y una autoexigencia constante que me hacía sentir que todo tenía que salir perfecto desde el primer intento. El no permitirme aprender de forma progresiva fue uno de los errores que reconozco ahora con claridad.

Al igual que tú, para la próxima vez que enfrente una situación similar, quiero adoptar tres actitudes diferentes. Primero, enfocarme en la oportunidad de aprender algo nuevo, aunque sea bajo presión, y valorar esa experiencia como parte de mi crecimiento. Segundo, establecer metas semanales o incluso diarias, para dividir el trabajo y sentir que avanzo poco a poco sin abrumarme. Y tercero, pedir retroalimentación lo antes posible: consultar dudas, compartir avances, y corregir a tiempo en lugar de esperar a tener “todo listo”. Cambiar el enfoque podría marcar la diferencia entre vivir el proceso con angustia o vivirlo con motivación.