Tuve que hacer una presentación importante en el trabajo, y aunque me prepare, cuando llegó el momento de hablar en público, los nervios me jugaron en contra. Me quede en blanco en algunos momentos y sentí que no transmití la información de la mejor manera.
Lo que me dejó atrapado en la zona de estrés fue:
El miedo a equivocarme frente a los demás. La sensación de que todos me estaban evaluando. La presión de querer hacerlo perfecto.
3 actitudes para la próxima vez:
Practicar con anticipación, ensayar la presentación varias veces en voz alta. Aceptar que los errores son normales y que equivocarse es parte del proceso. Respirar y pausar, hacer una pausa, respirar profundo y continuar sin apresurarme.