Piensa en una situación de aprendizaje que hayas vivido y que tuviste dificultad en salir de la zona de estrés. ¿Cómo fue esa situación? ¿Qué te dejó atrapado en la zona de estrés?
Ahora lista 3 actitudes diferentes que puedes tener en la próxima vez para no cometer los mismos errores y pasar rápidamente a la zona de Aprendizaje.
Recuerdo una vez que estaba trabajando como programador en un proyecto importante y me enfrenté a una situación que realmente me sacó de mi zona de confort y me atrapó en una zona de estrés. Tenía que solucionar un error crítico que estaba afectando a los usuarios en producción, y la presión era enorme porque el cliente estaba constantemente pidiendo actualizaciones, mi equipo esperaba respuestas rápidas, y yo sentía que todo recaía sobre mí.
El problema fue que, en lugar de detenerme y analizar la situación, me puse a probar soluciones al azar, con la esperanza de encontrar algo que funcionara rápidamente. Esto solo empeoró las cosas porque no solo no resolvía el problema, sino que a veces lo complicaba más. Además, mi mente estaba completamente nublada por el estrés, lo que me impedía pensar de manera lógica y estratégica.
Lo que me dejó atrapado en esa zona de estrés fue no darme tiempo para procesar las cosas, la presión de sentir que debía resolverlo todo yo solo y, sobre todo, el miedo a fallar frente a los demás. Me sentía paralizado por la idea de que cualquier retraso se veía como una incapacidad de mi parte.
Lo que aprendí y cómo actuaré la próxima vez: Tomarme el tiempo necesario para entender el problema Ahora sé que, en lugar de entrar en pánico, lo primero que debo hacer es respirar hondo, detenerme y analizar el problema en profundidad. Una vez hice esto (aunque ya tarde), logré identificar la causa real del error y fue mucho más fácil encontrar la solución.
Pedir ayuda sin miedo Antes pensaba que pedir ayuda era un signo de debilidad, pero me di cuenta de que trabajar en equipo puede marcar la diferencia. Hablando con un compañero, obtuve una nueva perspectiva sobre el problema y juntos encontramos una solución más rápido.
Controlar mi mente y gestionar el estrés Una cosa que me quedó muy clara es que mi estrés estaba afectando mi desempeño. La próxima vez que me enfrente a algo así, planeo usar técnicas de respiración o tomarme un momento para despejarme antes de continuar. Mantener la calma es clave para pensar con claridad.
Esta experiencia me enseñó mucho sobre cómo manejarme bajo presión y cómo transformar la zona de estrés en una zona de aprendizaje. Es algo que, aunque fue difícil, estoy agradecido de haber vivido porque ahora sé cómo enfrentar mejor estos retos en el futuro.