Recuerdo una situación de aprendizaje cuando estaba en un curso, específicamente en un curso de programación. La carga de trabajo era abrumadora y los conceptos eran difíciles de entender. A pesar de mis esfuerzos, sentía que no lograba avanzar y esto me generó mucho estrés. Me quedé atrapado en la zona de estrés porque me sentía incapaz de pedir ayuda, temía el juicio de mis compañeros y profesores, y estaba convencido de que debía resolverlo todo por mi cuenta.
Tres actitudes diferentes que podría adoptar la próxima vez para evitar cometer los mismos errores y pasar rápidamente a la zona de aprendizaje son:
Buscar ayuda y colaboración: Reconocer que pedir ayuda no es un signo de debilidad sino de fortaleza. Colaborar con compañeros de clase, formar grupos de estudio y aprovechar las horas de oficina de los profesores puede ofrecer nuevas perspectivas y soluciones a los problemas.
Gestionar el tiempo y las tareas: Crear un plan de estudio estructurado, desglosando las tareas en partes manejables y asignando tiempo específico para cada una. Usar técnicas de gestión del tiempo como el método Pomodoro puede ayudar a mantener la concentración y reducir el estrés.
Practicar la autocompasión y la paciencia: Ser más amable conmigo mismo, aceptando que es normal no entender todo de inmediato y que el aprendizaje es un proceso gradual. Practicar la meditación o el mindfulness puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la capacidad de enfoque.