Nunca me han gustado, desde época escolar, los números y siempre tuve dificultad con ellos. Cuando llegué a secundaria, encontré el inconveniente de empezar a sufrir de miopía severa, por decirlo asi, ya que, ni siquiera en la primera fila de la clase podía ver con claridad la pizarra y por consiguiente, entender cada clase. Esto, sumado a mi poco gusto por lo números potenció el stress (porque en verdad varias veces intenté aprender bien por otros medios) y simplemente me rendí. Una acción que determinó mi vida en muchos aspectos. Curiosamente me llevó a aprender un poco sobre mi propia persona, sin querer. Asi, puedo decir referente a las 3 actitudes que cambiaría para salir de la zona de stress, estas serían:
- Hablar: Quedarse callado ante una dificultad y reconocer alguna falencia o alguna habilidad no te hará menos persona ni menos inteligente, ni menos capaz. De hecho te hace más ser humano, más abierto y más empático para aportar a otro de tu propia experiencia.
- Pedir ayuda: Solía pensar en mí de forma altruista al no querer preocupar a mi madre con mi problema físico y jamás le dije del mismo, hasta que años después, con mi propio trabajo me pagué la cirugía. Ahora(y hace mucho ya), sé que no fue porque no quisiera preocuparla, sino más bien porque no quería pedir ayuda, porque era reconocer que no podía resolver el problema sola. Dejé que el orgullo primara por sobre un beneficio a largo plazo.
- Tomar un respiro y ser paciente... con uno mismo: Mejor que dejar algo del todo es dejar por ratos algo... Si no puedo pensar más, estoy atascada y frustrada, ahora sé que es mejor simplemente soltar... dejar todo como está y no pensar más en el tema, tomar unos mates, salir a pasear y tomar aire, escuchar música, ver algo.. leer ... uff tantas cosas que hagan que por un momento soltes la frustración, la ira y la furia para con uno mismo. Saber mis límites y cuando debo parar porque ya no me estoy ayudando sino todo lo contrario es ser empático conmigo misma, darme amor, espacio y contención, darme paciencia ante mis propios tiempos. Estos tiempos, reconocerlos, aceptarlos y trabajar en base a estos será la verdadera ayuda para un aprendizaje continuo.