En el colegio un día tuve que presentar un trabajo importante de Cálculo. Sin embargo, tenía dificultades para concentrarme y organizarme, lo que me llevó a procrastinar y dejar todo para último momento. A medida que se acercaba la fecha de entrega, empecé a sentir una gran presión y estrés que me impidió avanzar en el trabajo. Me sentí atrapado en la zona de estrés porque no sabía cómo abordar el problema, y sentía que el tiempo se me escapa.
Para evitar cometer los mismos errores en el futuro, aquí propongo tres actitudes diferentes que puedo adoptar:
- Planificar con anticipación: En lugar de esperar hasta el último momento para empezar a trabajar, trato de organizarme con anticipación y establecer un plan de acción. Esto me permitirá tener una visión clara de lo que debo hacer y me ayudará a dividir el trabajo en tareas más manejables.
- Aprender técnicas de relajación: Cuando sienta que el estrés empieza a acumularse, tomo un descanso y dedico unos minutos a practicar técnicas de relajación, como la meditación o la respiración profunda. Esto me ayudará a reducir la ansiedad y a recuperar la calma.
- Buscar apoyo: Si siento que no puedo manejar el estrés por mi cuenta, no dudo en pedir ayuda. Busco el apoyo de amigos, familiares que puedan ofrecerme herramientas y estrategias para manejar el estrés de manera más efectiva.