Para organizar mi lista de tareas, sigo un enfoque que me permite tener claridad sobre lo que debo hacer y cómo priorizarlo.
- Divido las tareas por categorías o áreas: por ejemplo, universidad, trabajo, proyectos personales o formación profesional.
- Establezco prioridades: clasifico las tareas en urgentes, importantes o de seguimiento, usando el método de etiquetas de colores.
- Defino plazos claros: cada tarea tiene una fecha límite estimada. Si es una tarea extensa, la divido en subtareas más manejables con micro plazos.
- Asigno horarios fijos: intento programar bloques de tiempo específicos durante la semana para trabajar en esas tareas, evitando la multitarea.
- Reviso y ajusto a diario: al final del día, reviso lo que logré, lo que falta y hago los ajustes necesarios para el día siguiente.