Una situación de aprendizaje en la que me costó salir de la zona de estrés fue durante un proyecto de almacenamiento de datos. No comprendía algunos conceptos del código y eso me mantuvo estancada por varios días. Recuerdo que incluso dejé de dormir bien por tratar de entender los errores sin parar. Lo que me dejó atrapada en esa zona fue ver cómo mis compañeros avanzaban con fluidez, mientras yo sentía que me quedaba atrás, además de la presión de que la fecha de entrega se acercaba rápidamente.
Para afrontar mejor una situación similar en el futuro, me propongo tener estas tres actitudes:
Pedir ayuda a otras personas cuando sienta que me estoy bloqueando, en lugar de intentar resolver todo sola.
Tomar pausas y descansar, porque muchas veces la mente necesita desconectarse para encontrar claridad.
Recordar que todo pasa, que esa sensación de angustia no es permanente y que cada desafío tiene un final.