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Curso de hábitos

Evidentemente nacemos con unas predisposiciones concretas, pero también es cierto que nuestro carácter se forma por la repetición de acciones similares. Por lo mismo, el carácter no puede considerarse algo que nos venga definitivamente dado, sino algo que vamos construyendo lenta pero constantemente con nuestro hacer cotidiano. Y, en esa construcción, el hábito resulta fundamental. Si actuamos de un determinado modo ante situaciones similares, estamos en presencia de un hábito. Ahora bien, si la persona adquiere un conjunto de hábitos también consolidará un modo de ser específico, que darán un sello distintivo y que es posible observar en sus acciones concretas.

Lo interesante de todo lo anterior, radica en que precisamente gracias al hábito se puede alcanzar la virtud o excelencia. Dicho de otro modo, la virtud es un hábito operativo valioso. Como decía Aristóteles, el filósofo griego: “Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto; es un hábito”.