Cuando estudio para un examen o memorizo algo, siempre tengo que hacerlo días antes; sé que suena un poco extraño o quizá no, pero entre más días pasen, mi cabeza lo retiene mejor. Enunciaré a continuación un ejemplo para que me comprendan mejor.
Si el día de hoy fuese lunes y el viernes tuviera que memorizarme un párrafo de un texto. Primero práctico el día lunes (aun mejor de noche); cuando voy a dormir y despierto al otro día, ya puedo decir el párrafo completo, solo que demorándome un poco mientras recuerdo cada palabra del párrafo. Luego, ese mismo día lo práctico, pero con menos intensidad, y para el día miércoles sucede un poco lo del martes y el día jueves ya puedo decir el párrafo de manera fluida, incluso si tengo alguna distracción. Lo puedo decir como si te preguntaran cuáles son los días de la semana.