El bienestar físico y mental influye directamente en nuestra capacidad para aprender de forma más efectiva. Aprendimos que el movimiento no solo beneficia al cuerpo, también potencia las funciones del cerebro, favoreciendo la memoria y el desarrollo de nuevas conexiones neuronales.
Por esta razón una rutina que combine ejercicio físico, buen descanso y técnicas de estudio adecuadas no solo mejora el rendimiento académico, sino que también promueve una vida más equilibrada y saludable.