Para formar un hábito no hay un número mágico fijo de días. La realidad es que la formación de hábitos es un proceso individual y puede llevar más o menos tiempo según la persona y las circunstancias. Puede variar considerablemente de una persona a otra y depende de varios factores, incluidos la complejidad del hábito, la frecuencia con que se repite y la motivación personal. La clave para formar un hábito no es solo la duración, sino la consistencia y la repetición. La incorporación regular y constante de un comportamiento específico es crucial para el establecimiento de hábitos.