Las dos barreras que más me incomodan actualmente son:
- Distracciones en internet (redes sociales, páginas web y correos electrónicos).
- Espacio físico inadecuado para estudiar o concentrarme.
Ambas ocurren de forma constante a lo largo del día. Si no es el celular quien me interrumpe con notificaciones o tentaciones de revisar redes sociales, son los sonidos externos —como el bullicio del hogar o los vendedores ambulantes con megáfonos— los que quiebran mi concentración. Incluso, situaciones inesperadas como que me llamen repentinamente para atender algún tema también afectan mi flujo de trabajo.
Ahora, para cada una, define un plan de acción para poner en práctica y evitar que te incomoden en tu rutina.
- Distracciones digitales:
Ya vengo implementando un plan de acción que me ha funcionado parcialmente. Consiste en:
- Alejar el celular físicamente y colocarlo en modo No molestar.
- Aplicar la técnica Pomodoro: bloques de 25 minutos de enfoque total, seguidos de 5 minutos de pausa. En esos 5 minutos aprovecho para revisar mensajes o notificaciones, lo que me permite liberar la ansiedad por “estar al tanto” sin afectar mi productividad.
- Espacio físico ruidoso o poco controlable:
- En este punto las soluciones son más limitadas, pero he buscado alternativas:
- He conversado con mi familia para que durante mis bloques de estudio reduzcan el ruido dentro del hogar.
- He adaptado mi horario, priorizando las noches para estudiar, ya que son más silenciosas.
- Empecé a usar mis audífonos con cancelación de ruido (Samsung Buds). Funcionan muy bien, aunque tras un uso prolongado pueden provocarme molestias, por lo que intento equilibrar su uso con pausas breves o combinarlos con sonido ambiental tipo white noise a bajo volumen.