Mi enfoque de aprendizaje se inclina hacia el estilo convergente, donde mi proceso implica observar, aprender y aplicar lo adquirido directamente. Considero que esta metodología se alinea eficazmente con mi capacidad para comprender conceptos de manera visual y experimentar con ellos en la práctica. No obstante, al sumergirme en el ámbito académico, he reconocido la necesidad de incorporar elementos del estilo acomodador.
En el contexto académico, enfrentarse a nuevos cursos o clases demanda una adaptación. Aquí, adopto la actitud del acomodador, absorbiendo información y teorías de manera receptiva para luego aplicarlas en los proyectos que estoy llevando a cabo. Este ajuste me ha permitido integrar la información de manera más fluida, aprovechando la estructura académica para fortalecer mis fundamentos y aplicarlos de manera efectiva en mis proyectos prácticos.
La combinación de ambos estilos me brinda una perspectiva más integral del aprendizaje. La convergencia me facilita la comprensión inicial y la aplicación práctica, mientras que la adaptación a la acomodación me permite aprovechar al máximo las oportunidades académicas para enriquecer mi base de conocimientos. Esta dualidad me ha posicionado de manera efectiva en mi trayectoria de aprendizaje, permitiéndome capitalizar tanto las experiencias prácticas como los recursos teóricos para alcanzar un desarrollo educativo más completo y equilibrado.