Reemplazar el “no puedo” por “todavía no” Este cambio de lenguaje tiene un impacto directo en nuestra forma de pensar. Decir “no entiendo este tema todavía” me da permiso para aprender, cometer errores y mejorar. ¿Cómo lo aplico? Cada vez que me frustro en una materia difícil o con una habilidad nueva, me recuerdo que estoy en proceso, no en un punto final. Esa pequeña palabra “todavía” cambia mi actitud.
Celebrar el proceso, no solo el resultado Valorar el esfuerzo y los intentos, incluso cuando no hay un resultado perfecto, refuerza la motivación a largo plazo. ¿Cómo lo aplico? Empecé a llevar un registro de lo que aprendo cada semana, no solo de las calificaciones. También felicito a mis compañeros (y a mí mismo) por el progreso, aunque haya errores. Esto me mantiene motivado y menos ansioso por “tener que acertar siempre”.