- Cambiar el diálogo interno.
En vez de decirte “No puedo” o “No soy bueno en esto”, podés empezar a decir:
“Todavía no me sale, pero puedo aprender”
“Cada error me enseña algo”
Cómo aplicarlo en el día a día:
Cuando estés aprendiendo algo nuevo (por ejemplo, un lenguaje de programación o un nuevo hábito saludable), tratá de detectar si aparece un pensamiento negativo. Si es así, cambialo conscientemente por uno más constructivo.
- Valorar el proceso, no solo el resultado.
El enfoque no está solo en "sacar un 10" o "terminar rápido", sino en todo lo que se aprende en el camino.
Cómo aplicarlo en el día a día:
Podés llevar un diario breve de aprendizaje donde anotes qué hiciste, en qué te equivocaste y qué aprendiste. Eso te ayuda a ver tu avance aunque los resultados no sean inmediatos.