La construcción de un muro y la formación de memorias a largo plazo comparten similitudes en su proceso de desarrollo. Ambos implican la construcción gradual mediante la acumulación y unión de bloques individuales que, en conjunto, forman una estructura cohesiva y funcional. En el caso de la memoria a largo plazo, cada bloque representa información nueva o conocimiento adquirido que se incorpora a través del aprendizaje y la repetición. Al igual que en la construcción de un muro donde cada ladrillo es esencial para la integridad estructural, cada nueva memoria o concepto aprendido se integra y consolida con el tiempo mediante la repetición y la práctica. Esta analogía subraya la importancia de la práctica distribuida y el repaso regular para fortalecer la retención a largo plazo, asegurando que la información pueda ser recuperada y aplicada eficazmente en diferentes contextos y situaciones futuras.