En la organización donde trabajé hasta hace algunos años atrás, nuestro jefe había logrado conformar un buen equipo en donde la confianza que se había gestado ayudó mucho en el desempeño con autonomía. Propició un ambiente agradable, había control de actividades pero solo el necesario, cada uno de nosotros nos sentíamos responsables de nuestras tareas asumidas. Pero, ocurrió que el director de la organización decidió intervenir en la forma de trabajo de cada área estableciendo el modo en que debe hacerse e implementando muchos controles. Después nos enteramos que este director tenía temor de que las personas no estén cumpliendo sus funciones ni trabajando en el horario establecido, dicho de otra forma, temía que los colaboradores le estén viendo la cara, por lo que creó un equipo de personas encargadas de establecer la forma de trabajar que, a su juicio, consideraban más eficiente y de controlar que el trabajo se esté haciendo de esa manera. Había castigo para quienes en reiteradas ocasiones no se ajustaban al 'nuevo modelo', por ejemplo: reportes negativos a recursos humanos. Este hecho socavó la motivación de nuestro equipo. Nuestro jefe estaba en contra de esta nueva realidad y, por ser considerado incómodo para los defensores del 'nuevo modelo', fue expectorado de la organización. Por eso es que creo que cualquier cambio que se realice en una empresa debe iniciar con el apoyo de los directores. El cambio de mentalidad en las personas que dirigen la organización es muy importante para ello. Los cambios aislados y de buena fe en alguna área de la empresa no tendrán eco al encontrarse con directores que no están dispuestos a dar confianza a los demás.
