En todo equipo de trabajo existen personas con mayor afinidad que otras. Algunos prefieren vincularse más con quienes comparten gustos, modos de trabajo, hobbies, etc.
En mi experiencia profesional, me ha tocado vivir varios tipos de situaciones. Desde el jefe que no se permite delegar por querer tener el control de todo, porque "yo tengo mis propios modos de hacer las cosas", hasta el compañer@ que a pesar de tener ideas y modos a veces demasiado cuadrados, son incluso superiores en jerarquía. Cuestiones como salir justo al minuto de la hora de salida, evitar intentar alternativas propuestas por alguien más, limitarse "al milimetro" de las cosas que le corresponden hacer y las que no, en lugar de tener cierta iniciativa, cierta creatividad. Prefieren ser un engrane más, cobrar su sueldo y listo.
La confianza mutua que constantemente he vivido con compañeros que han pasado por la empresa a lo largo de 8 años, me ha demostrado que los mejores elementos son compartir la idea de "si harás algo, hazlo bien" y "si puedes hacer algo, aún no sea tu responsabilidad y no estás causando ningún daño, hazlo".
Actualmente de 5 compañeros que somos, 3 somos los que hacemos el mejor equipo de trabajo, por la autonomía que existe, considerando que una de nosotros es la encargada a falta del CEO y aún con la jerarquía, la confianza es total, los objetivos a corto y largo plazo son claros y todos estudiamos aparte habilidades del gusto de cada uno.
Los 2 compañeros restantes, aunque uno se muestra abierto al diálogo, son elementos que se limitan a hacer justo lo necesario y no más. Es donde entra el tema de no permitir que temas personales se interpongan en los objetivos. El dialogo y llegar a acuerdos tiene como todo, un límite, que a veces, lo más prudente es ser profesionales, y seguir con el objetivo final. A la larga, las "puertas" de uno, siguen abiertas a hablar y tratar el tema que sea necesario.
