Para desarrollar mi mindset de crecimiento, me enfoco en dos prácticas clave: primero, veo los desafíos como oportunidades de aprendizaje en lugar de obstáculos; cuando enfrento una tarea difícil, cambio mi enfoque hacia lo que puedo aprender. Segundo, cultivo la autocompasión, centrándome en el proceso más que en los resultados; si cometo un error, reconozco lo que puedo mejorar sin castigarme, y aprecio mi esfuerzo. Estas prácticas me ayudan a mantener una mentalidad de mejora continua y resiliencia.