- Definir metas que nos saquen de nuestra zona de confort, permitiéndonos aprender y crecer. Esto puede ser tan simple como aprender una nueva habilidad o asumir responsabilidades adicionales en el trabajo.
- Cambiar la percepción del fracaso como algo negativo a verlo como una oportunidad de aprendizaje. En lugar de desanimarnos, hay que analizar lo que salió mal y seguir adelante.