Una situación de aprendizaje en la que me costó salir de la zona de estrés fue durante una clase de Arduino. En ese momento estaba desarrollando un proyecto de un auto detector utilizando Arduino, sensores y otros materiales. Al principio todo iba muy bien: el prototipo funcionaba y me sentía confiada. Sin embargo, a medida que avanzaba el proyecto y debía integrar la recepción de datos desde Firebase, comenzaron los problemas. El código no compilaba correctamente, y eso me generaba una gran frustración. Me exigía demasiado a mí misma, pasaba horas frente al computador sin descansar, convencida de que si me esforzaba un poco más encontraría la solución. Me sentía atrapada en la zona de estrés, sin espacio para pensar con claridad. Fue mi profesor quien me hizo ver que a veces dar un paso atrás y despejarse también es parte del proceso de aprender, y que no era necesario encerrarse en el error todo el día, ya que la solución podía llegar en cualquier momento, incluso cuando menos lo esperas.
3 actitudes diferentes que puedo tener la próxima vez para no repetir lo mismo y avanzar hacia la zona de aprendizaje:
Pausar y respirar cuando me sienta bloqueada, en vez de insistir en resolverlo todo de inmediato. A veces un pequeño descanso puede cambiar la perspectiva.
Pedir ayuda o compartir el problema, en lugar de cargarlo sola. Hablar con alguien puede aportar ideas nuevas o incluso alivianar la carga emocional.
Aceptar que equivocarse es parte del proceso, y no castigarme mentalmente por no encontrar la solución al instante. Con calma, es más fácil aprender y avanzar.