Uno de los momentos más estresantes que viví fue cuando ingresé a un nuevo puesto en el área de ciberseguridad, sin experiencia previa en el campo ni capacitación formal. A los pocos días, tuve que liderar un comité frente al cliente sobre casos pendientes, muchos de los cuales no conocía completamente, ya que apenas me estaba familiarizando con las herramientas y procesos.
Me sentí atrapada en la zona de estrés por varios motivos: el temor a no estar a la altura, la presión de representar al equipo ante el cliente, y la responsabilidad de responder por situaciones que aún no dominaba. La falta de contexto y tiempo para prepararme generó ansiedad y me dificultó ver la situación como una oportunidad de aprendizaje.
Mis tres actitudes diferenetes para una proxima vez
Pedir apoyo y contexto desde el inicio: Es mejor solicitar una reunión breve con el equipo técnico o revisar documentación clave antes de enfrentar al cliente, aunque el tiempo sea limitado.
Ser honesta, sin perder profesionalismo: Si no tengo una respuesta inmediata, puedo decirlo con claridad y compromiso: “Voy a revisarlo y te confirmo con precisión”. Eso genera confianza sin exponerse innecesariamente.
Prepararme con lo que tengo y enfocarme en lo esencial: En lugar de intentar abarcar todo, priorizar los casos más críticos, organizar los datos disponibles y anticipar posibles preguntas ayuda a recuperar el control de la situación.