En mi experiencia laboral, me enfrenté a un proyecto desafiante que me sacó de mi zona de confort y me llevó a la zona de aprendizaje. Al principio, me sentí abrumado por la complejidad de la tarea, pero decidí enfrentarla con determinación. Durante el proceso, identifiqué tres actitudes que considero fundamentales para mejorar esta experiencia: en primer lugar, la capacidad de mantener la calma bajo presión, siendo más resiliente frente a los obstáculos; en segundo lugar, la disposición para recibir retroalimentación de manera constructiva y utilizarla para crecer y mejorar; y por último, la habilidad de trabajar en equipo de manera colaborativa y comunicativa, aprovechando las fortalezas de cada miembro para alcanzar los objetivos de manera eficaz.